viernes, 18 de junio de 2010

La negociación con Román está más trabada que nunca, a cuatro días del regreso al trabajo.


Hermético. Así es Román y así es su entorno. La última vez que salió a hablar fue el 27 de mayo, diez días después de su operación en la rodilla izquierda. Pidió celeridad para cerrar el tema de su contrato y puso un día límite, que se sigue extendiendo al punto de estar cerca de arrancar la pretemporada... sin él. Más allá de que el 10 no iba a poder trabajar a la par de sus compañeros, la idea era, al menos, tener acordada su continuidad para seguir su recuperación en el club. Hoy, el tema está más trabado que nunca: Riquelme pretende un vínculo de cuatro años, Jorge Ameal asegura que tiene intenciones de renovar y, en el medio, pasaron 21 días y no hubo ningún avance. Nada.

“Le ofrecimos un salario que nunca le pagarán en la Argentina”, aseguran desde el Cruzeiro brasileño. Pero el problema con Boca no es lo económico (los premios por objetivos son una traba que se puede solucionar), sino la duración del vínculo. Mientras Román se recupera con Jorge Bombichino (ya se sacó la férula y arrancó la rehabilitación), su futuro es una incógnita y los plazos que se manejan son cada vez más flexibles: ahora, Boca espera comunicarse con él recién la semana próxima, ya en plena pretemporada. El Bichi soñaba con tenerlo para ese momento. Hoy parece cada vez más lejos de poder cumplirlo...

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