viernes, 18 de noviembre de 2011
Dos tipos duros: Reportaje
El Coco Basile los pedía así y Falcioni le dio el gusto. Schiavi e Insaurralde, dos duros de verdad, son el precio que hay que pagar para llegar hasta el arco de Boca. ¿Estás dispuesto? Una nota para leer con canilleras...
- No lo enfoques muy de cerca, eh.
-¿Tengo que sonreír?
Se miran. Se empujan. Se ríen. Asoman los brackets de uno y la nariz del otro. Se gastan entre ellos en el momento de la producción fotográfica, pero nadie se atreve a gastarlos a ellos. Schiavi se le anima a Insaurralde e Insaurralde a Schiavi. Nada más. Sus figuras crecen en persona, dos gigantes de acero que desde la tribuna se ven así de chiquitos y cara a cara, en la cancha como en la vida, amedrentan. Son enormes de verdad. Intimidantes. Las dos murallas infranqueables de la defensa boquense. Y, entonces, no da para prenderse en la joda.
Así como a Riquelme da para pedirle que meta un pase o recree el famoso caño a Yepes, a estos dos se les pide justicia por mano propia. Confiesa un hincha que los vio juntos para esta nota que se quedó con las ganas de hacerles un pedido especial: “¿No me dan una patadita para ver lo que se siente? ¿No me hacen sentir el rigor?”. Y dice que es su sueño, que le gustaría someterse a jugar un rato de 9 en medio de esta difícil pareja central.
Porque así como la historia y la mística de Boca está hecha por Rojitas, Maradonas y Riquelmes, también –y en buena medida- por Rattines, Suñés, Giuntas y Sernas. Y estos dos, Schiavi e Insaurralde, como baluartes de esta defensa de tres goles en contra, se acoplan y encajan con los segundos.
A firmar un deslinde de responsabilidad antes de una entrevista así...
-¿Recuerdan cómo fue la primera vez que se vieron?
Schiavi : Ja. El Chaco cayó al entrenamiento de Newell’s con una mochila. ¡Y no hay jugador que venga con una mochila! No lo podíamos creer. Todavía le recordamos eso...
-Lo volviste loco ese primer día...
S: No tanto, no había confianza todavía, je.
Insaurralde: Lo que pasó fue que el día anterior había llegado de Buenos Aires y tenía quilombo con los bolsos. Por eso fui con una mochila. Ese día me volvieron loco todos. Pero los primeros días, como sucede normalmente, no nos conocíamos y no teníamos muchas charlas. A medida que pasó el tiempo nos empezamos a llevar más y logramos confianza.
-Juan, cuando salió la posibilidad de venir a Boca, seguro que lo hablaste con el Flaco...
I: Sí, enseguida. El había estado acá durante mucho tiempo, así que lo consulté y sin dudarlo me dijo que le diera para adelante.
-Y este reencuentro salió bien...
S: Ya tenemos confianza dentro y fuera de la cancha. En Newell’s ya nos había ido bien y, gracias a Dios, en Boca también. Arrancamos de menor a mayor, partido a partido. Ojalá que terminemos de esta manera.
-¿Es verdad que también comparten la habitación en las concentraciones?
S: Sí, nos llevamos bien. Es una habitación tranquila. Vemos muchas películas.
I: Tenemos dos DVD portátiles, así vemos lo mismo pero cada uno por su lado. Es más cómodo, je.
-¿Hablan algo de los partidos?
I: Yo le consulto cosas. Algunas cosas de fútbol y también de la vida. Tiene más experiencia que yo y trato de aprovecharlo.
-¿Vas a extrañar a Juan si te retirás? S: Ya veremos. Mucha gente quiere que siga, me lo dicen desde mi señora hasta muchos hinchas, que me lo hacen saber. Eso es lindo. Mi señora no me quiere en casa, prefiere que siga concentrado, je, je. Quiere que siga, parece que la pasa bien los fines de semana. Falta un mes, voy a decidir más adelante. Ahora quiero seguir disfrutando todos los partidos, seguir entrando a la cancha con alegría y responsabilidad.
“Si el Flaco quiere”, fue la respuesta de Insaurralde a la propuesta de reunirse con su compañero de zaga. “Estoy peleado, no me hablo con el chaqueño”, dijo Schiavi, luego guiñó un ojo y también dio su aprobación. Los dos juntos, en fila, salieron del vestuario y, ya de civil. “¿A mí me van a hacer hablar de él y a él de mí?”, pregunta el capitán de este Boca sin Riquelme. A los 38, conoce el juego. Y lidera a la defensa afuera y adentro. “A mí me dijo el Flaco que hoy sólo hacíamos la foto”, dice Insaurralde. Y recién cuando ve que su compañero de zaga se pone frente al grabador, asiente y se relaja. Y, como cuando uno ya estaba en Boca y el otro no había vuelto, bromea a la distancia con los pocos pelos que cubren la cabeza del veterano defensor.
“¿Si el secreto de los pocos goles que nos hicieron está en los nenes que tenemos en la defensa? Y, son fuleros, es difícil entrar al área... Los lindos los tenemos arriba, je”, se ríe Orion cuando ve a sus dos zagueros. “El 2 de Boca tiene que ser feo, tener cara de malo”, decía el Coco. Y el Flaco no desmiente, sólo aclara: “Lo que él decía era que tiene que ser más temperamental, más aguerrido”.
-¿Les molestó alguna vez que los vieran así?
S: No, nunca fui mala leche. Siempre jugué igual. Al que no le gusta, que no me mire. Pero no hace falta todo eso para jugar bien, Maldini era lindo y jugaba un fenómeno, je.
-¿Cuál es el secreto de este nivel defensivo?
I: Nosotros salimos siempre pensando en Boca y en tratar de hacer lo mismo que hacemos siempre, trabajar los partidos. Desde el primer minuto, jugar concentrados. Boca es un equipo y todos luchamos por lo mismo.
-Con esta diferencia, ¿ya está todo dicho?
S: La diferencia es buena, pero tenemos que seguir de la misma manera. Va a ser determinante para nosotros este clásico. Es una final, como el otro domingo, como todos los domingos. Nos propusimos jugar cada partido como el último. Esperamos terminar de la mejor manera.
F:ole
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario