"Ahora ya puedo descansar”. Ya está arriba del auto yéndose a la Costa. Fue un año intenso para Roberto Pompei. Pasó de dirigir la Sexta a la Primera, sin escalas. Once partidos en total, entre ambos torneos. Ya le anunciaron que Falcioni será el nuevo DT y que ambos regresarán al trabajo el miércoles 5 de enero (él con la Reserva). Sin embargo, Tito no se desenchufa: “Estoy a disposición de Julio. Aún no tuvimos contacto, seguramente hablaremos cuando nos toque volver o quizás haga como el Bichi (Borghi) que me llamó antes. Yo le voy a contar lo que necesite sobre este equipo, sobre lo que vi. ¿Qué plantel recibe? Uno con un potencial tremendo, para campeón, sin dudas. Hay chicos que dejaron claro que se puede confiar, hombres de experiencia y refuerzos que quieren demostrar. Y si encima usan los cuatro cupos para incorporar, es un gran plantel”.
-¿Y qué le pasó a este gran plantel?
-A diferencia de la vez anterior, que el club estaba convulsionado, esta vez fue más futbolístico. No se dieron los resultados, se perdió sin merecerlo y eso hace que un ciclo se vaya desgastando y se termine. No vi otra cosa.
-Recibiste un plantel golpeado anímicamente.
-Y eso es fundamental. Es duro cuando se va un técnico y se sumó perder el superclásico. Yo hablé con ellos: les pedí que busquen al jugador adentro suyo, que está ahí guardado. Quería que entendieran que por algo están en Boca, tenían que encontrar el porqué.
-¿Y qué les diste?
-Creo que enseguida se vio una idea futbolística, generamos muchas situaciones de gol y tuvimos pocas en contra. Y lo hicimos con la pelota por el piso, sin desesperarse. Nos faltó ligar un poco más. Pero me gustó, mi ideal como técnico es llegar desde el entendimiento y creo que lo conseguí. Me voy muy conforme con lo hecho.
-Se habló de muchos episodios de indisciplina en el plantel. ¿Qué pasó?
-Lo único que pasó es que dos jugadores se gambetearon, se enojaron pero ni se pegaron. No fue algo grave, no me perturba que dos compañeros se peguen una patada, es normal. Se habló tanto porque es Boca, por suerte yo trabajo a puertas abiertas y todos lo pudieron ver.
-¿Escudero se enojó?
-Pateó dos pelotas a la tribuna y no apareció en el banco, y lo asociaron. Pero yo lo hablé con él, no fue cómo se vio. ¿Viatri? Eso de que se negó a ir al banco no existió y lo dije en la conferencia de prensa. Yo sé que la prensa no inventa, pero no sé cuál es el objetivo de decir algunas cosas. Yo lo hablé con el plantel y les dije que no me molesta que cuenten las cosas de las charlas, que trascienda eso pasó siempre. Pero no me gusta que inventen. Hay cosas que no tienen relevancia.
-También se habló mucho de los pibes...
-Yo lo hablo con ellos, ya desde la Reserva: tienen que abrir el vestuario, no pueden llegar una hora después que Martín y Román o tarde. No era una exigencia, pero los aconsejaba, los grandes del plantel lo hablan también. Hoy los pibes tienen representantes y marcas de ropa y todos opinan, se hace difícil. Tienen acceso a muchas cosas desde chicos y quizás no las valoran. Se pierden eso de romperse el alma para comprarse el primer auto. Habría que hacerles más difíciles las cosas, que se lo tengan que ganar. Aunque es así en todos lados, habrá que acostumbrarse.
-¿Cómo fue la convivencia entre el 10 y el 9?
-Son dos jugadores que cualquier técnico quisiera tener en su plantel. En los asados han compartido la mesa, junto con otros compañeros. No tuve ningún problema. Charlé mucho con ellos, suman.
Ya está de vacaciones, aunque le cuesta despegarse. Feliz por su nueva chance de dirigir a Boca, agradece la última ovación: “El club me dio la chance de cruzar desde el vestuario hasta el banco. Me emocioné en el último partido cuando corearon mi nombre. No es una cancha que lo haga muy seguido. Yo siempre voy a estar dispuesto a ayudar”.
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