jueves, 30 de diciembre de 2010

Leandro Somoza ya se siente jugador de Falcioni: habló con los dirigentes de Vélez y les confesó que tiene ganas de cambiar de aire.


"Tengo 30 años y no sé si tendré otra oportunidad como esta".

Yo vuelvo a Buenos Aires dos días antes de que arranque la pretemporada”. Lo que le faltó aclarar a Leandro Somoza desde Pinamar, donde pasa sus vacaciones, es a cuál de las dos se estaba refiriendo. ¿Se sumará a la de Vélez el 6 o se presentará un día antes en la de Boca? Ayer, al menos, el volante dejó la sensación de estar preparando su GPS para que lo lleve a la zona Sur de la Capital. Lo suyo no fue un anuncio ni mucho menos: las negociaciones están avanzadas pero tardarán algunas horas más en cerrarse, detalles burocráticos complicados para esta época del año y además, una traba que estaría en el contrato alto que tiene el capitán de Vélez (u$s 1.200.000, algo que Boca no estaría dispuesto a pagarle). Lo cierto, y es un dato positivo, es que él demostró tener muchas ganas de cambiar de aire, consciente de que si el tren Boca pasa una sola vez, y eso le ocurre a los 30 años, hay que subirse sí o sí. “Esto me llega en un momento lindo, que un grande de la Argentina se fije en vos siempre es bueno, es una chance para disfrutar”, contó el jugador.

En cuanto volvió a surgir la chance de llegar a Boca (algo que ya había sonado cuando aún estaba en España) y su representante le confirmó que esta vez no eran sólo rumores, el volante se sentó a charlar con los dirigentes para explicarles la situación y sus sentimientos. Claro, es que después de haber estado parado por una lesión (sufrió una fractura en la tibia que luego se complicó y lo dejó afuera más de lo esperado) su cabeza cambió. Y por eso quiere aprovechar esta oportunidad. “Más que dar explicaciones fui a hacer una confesión con la gente de Vélez. Yo soy hincha del club y lo que siento por esta camiseta no cambiará nunca. Pero cuando te hablan de Boca pensás si alguna vez volverás a tener una chance. Sé que Vélez juega la Libertadores, pero bueno, tengo 30 años y me quedan seis meses de préstamo”, contó en La Red. Claro, es que en junio Vélez debería sentarse nuevamente con la gente del Villarreal (con el que comparte los derechos económicos) para una negociación que se anuncia complicada.

Viene de tener un año bárbaro en su equipo, a pesar de no haber podido cerrar este 2010 con un título. Ahora, al menos se esperanza con terminarlo con una transferencia: “Está todo muy avanzado”, se entusiasma. “Los dirigentes me entendieron. Me quieren retener para la Copa, pero en Boca están dispuestos a hacerme un contrato y eso al jugador le genera tranquilidad sabiendo que en un semestre se termina mi vínculo actual”. Amigo de Battaglia y también de Riquelme de sus tiempos en España, eso también suma a la hora de poner en la balanza los pro y los contras de dejar el equipo que lo lanzó a la fama y que quizá no le perdone la traición, y sumarse a este desafío de cortar los dos años de sequía de Boca. Y siente que tiene un estilo que encaja perfecto allí. Y con apenas una frase, que lo pinta de cuerpo entero, lo confirma: “A mi no me gusta perder a nada. A veces, hasta me peleo con mis amigos cuando voy a jugar un picado de 40 minutos. Soy así”, explica. Y parece que a la gente de Boca lo seduce justamente eso de él.

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