lunes, 5 de marzo de 2012
Análisis uno por uno : San Lorenzo 0 - Boca 2
Orión (7): Inexpugnable. Garantía como siempre. Pilar fundamental de un equipo que sufre más de lo que debería. Tapada clave en un tiro libre a Salgueiro. Transmite serenidad y continúa con su valla invicta.
Sosa (5): Es más ambicioso que Roncaglia en ataque, pero suele abusar de los pelotazos cuando la pelota pasa por sus pies en zona defensiva. Sufrió las escaladas de Bazan por su sector. Flojo partido.
Caruzzo (6): Su habitual prolijidad dio lugar a una versión más combativa. Pareció contagiarse de Insaurralde. La impericia de San Lorenzo contribuyó a que no tenga una tarde muy complicada. Cumplió sin sobresaltos.
Insaurralde (6,5): A su juego lo llamaron. En un partido áspero, el chaqueño se movió en su hábitat. Luchó con Bueno todo el partido y ganó más de lo que perdió. Su tonta expulsión mancha una actuación que sin ser lucida, le alcanzó para transformarse el más eficaz del fondo xeneize.
Roncaglia (6): Es conocida su firmeza en la marca. En un campo extenso, se limitó a cubrir su posición. Sobre el lateral izquierdo se le facilita la subida cuando se cierra hacia adentro y encuentra múltiples opciones de pase. Sobrio como de costumbre.
Ledesma (5): Muy poco. Su despliegue no fue el habitual. Intrascendente por momentos, dejó en evidencia que su juego necesite de otro jugador que lo ordene. La falta de un enganche clásico lo condiciona y le quita referencias.
Somoza (7): Pieza clave de este Boca de Falcioni. Cuando hay que embarrarse lo hace y si falta el típico conductor, él intenta ser el eje de un equipo sin muchas ideas. Con buenas intenciones, intentó pases largos y cortos más arriesgados de lo habitual alternando más buenas que malas.
Sanchez Miño (8): La figura del partido. Todas sus intervenciones parecen sacadas de un manual. Toca corto o largo cuando la jugada lo dicta sin dejar de ser aguerrido. Socio de todos. Su lectura del juego le permitió patear al arco tras interpretar la distracción generada por la corrida de Silva. Así convirtió el gol tranquilizó a Boca y abrió el partido. Con actuaciones así, pide titularidad.
Chavez (5): Su esencia es encarar, la pausa es la excepción en su juego. Sus características no son las de un organizador y en un campo gigante se desdibujó. Contagia su apuro. Su aporte al equipo puede darse desde acciones individuales pero difícilmente desde su ascendencia colectiva.
Cvitanich (5,5): El ingreso de Silva condiciona su juego. Darío gravita si está cerca del área, pero jugando por afuera se queda en insinuaciones. Pivotea en exceso abusando del juego físico. Su esfuerzo en cada jugada es admirable, pero potencialmente puede dar mucho más. Su lesión obligó a Falcioni a reemplazarlo por precaución.
Silva (7,5): Gravitante, siempre inquietante. Es indomable cuando se lo propone sin dejar de conectarse como corresponde con sus compañeros. Dentro del área domina todas las situaciones y fuera de ella demuestra criterio. Actuación muy auspiciosa.
Mouche (6): Entró por la lesión de Cvitanich y los espacios existentes sugerían que Pablo podría aprovecharlos. Nada de eso sucedió. Cuando le tocó intervenir, se excedió en el traslado demorando los pases y chocando con los rivales. Un defecto habitual en él. El gol le permitió reivindicarse en parte. Sigue en deuda.
Rivero (6,5): Ingresó con el marcador a favor y con San Lorenzo buscando el empate. Con un Boca cauteloso, supo mantenerse ordenado y ofrecerse cuando la jugada lo pedía. Su entrada significó aire fresco para un Boca que acumula desgaste físico.
Clemente Rodriguez (-): Ingresó solo unos minutos en lugar de Chavez.
Fuente: MuyBoca
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